LA ANTORCHA DEL MFC
por Pablo y Marcela Cavallero
Posiblemente la mayoría de los miembros del Movimiento Familiar Cristiano conozca los tres encargos que su fundador, el R.P. Pedro Richards C.P., transmitió como legado para el MFC a los entonces presidentes nacionales, Jorge y Lucy Calvo, cuando estaba en su lecho, próximo ya a la muerte. Ellos son:
1) recen el Rosario todos los días;
2) hagan que la piedras que encuentren como obstáculos sean escalones para la santidad;
3) no dejen que se apague la antorcha del MFC.
El MFC exhorta a todos sus miembros a ser “buenos samaritanos”, como nos pide nuestro Papa Francisco:
que llevemos la buena nueva del Evangelio y la familia a cada rincón de la Argentina, sin excluir a nadie, para mostrar la belleza del matrimonio y la familia y curar las heridas de todos nuestros hermanos lastimados en los caminos del mundo.
RECORDAMOS A NUESTRO FUNDADOR
El querido padre Pedro Richards (CP) partió a la Casa del Padre el 30 de octubre de 2004 a las 6.30. Luego de una misa a las 9 de la mañana del 31 de octubre, fue sepultado en el cementerio del Retiro San Pablo de Capitán Sarmiento: llevaba la cruz del misionero, su hábito y sandalias, el símbolo de los pasionistas y la estola con el logo del MFC, obsequiada en ocasión del cincuentenario.
El periódico Cristo publicó un aviso en primera plana, una nota : “Muere un grande” fue el título de la editorial, en la que P. Arnau señaló que:
“Así como España dio al mundo los Cursillos, el Opus, los Neocatecúmenos; Italia, a Comunión y Liberación y a los Focolares; y México a los Legionarios de Cristo, la Argentina, por la visión y acción del Padre Pedro Richards (CP), generó el Movimiento Familiar Cristiano (MFC). Pero lo que convierte al P. Pedro en un visionario es su intuición de que las definiciones culturales pasan por el escenario familiar”.
El Padre Richards fue intuitivo, vital, incansable, servicial, siempre disponible, aparentemente duro y estricto pero tierno y comprensivo a la vez; inteligente, valiente y firme en sus convicciones, creativo en sus actividades, claro en sus ideas, respetuoso del Magisterio pontificio, visionario renovador y pionero audaz.
Tres ejes fueron característicos de su vida sacerdotal: el testimonio de espiritualidad; la vida comunitaria y la acción misionera entre las familias.
Esos tres ejes se reflejaban en los tres signos que siempre lo acompañaban: el corazón, logo de la Congregación Pasionista; la cruz de ébano, símbolo de la misión; la estola bordada con el logo del MFC, es decir, las tinajas y la Cruz: símbolo de su acción en la pastoral familiar.
El 8 de octubre de 2004 fue visitado por los presidentes nacionales del MFC, Jorge y Lucy Calvo, a quienes da tres mensajes: “Que todas la familias del MFC recen el rosario diariamente; que los obstáculos que encuentren sean piedras que como escalones les permitan ascender hacia Dios; no dejen que se apague la antorcha del MFC”. Profundamente Mariano, regala su rosario a Lucy Calvo.
El 12 de octubre fue nuevamente internado a raíz de un derrame cerebral. Aun así, ofrece su dolor por la labor del Movimiento y la santificación de sus integrantes. A los pocos días nos dejó sólo físicamente, pues su presencia es cada vez más fuerte entre los miembros del MFC.