XXXIX ENCUENTRO NACIONAL DEL MFC EN LA ARGENTINA
XVIII JUNTA DE PRESIDENTES
VILLA GIARDINO, CORDOBA, 10, 11 y 12 DE OCTUBRE 2015.
Queridos hermanos:
Sean bienvenidos, a este nuestro Encuentro, que como les decíamos en la reflexión de aliento de septiembre, nos encontramos con los que tenían que estar, con gran alegría de ver a conocidos y recibir calurosamente a los que vienen por primera vez. Allí decíamos que muchos se preguntaban por qué tenían que estar sin encontrar alguna respuesta más allá del querer hacerlo pero han respondido al llamado del Señor.
Les decíamos lo importante que es reunirse como hermanos de una gran familia, cada uno con su historia personal convergemos en este Encuentro para enriquecernos mutuamente por eso pedíamos vengan dispuestos fundamentalmente a dar.
Decía San Juan Bosco “ no podemos esperar que seres alados se nos aparezcan de improviso para indicarnos el camino de la realización de la vocación cristiana, sino que debemos confiar en los seres de al lado, en todas las personas que comparten con nosotros esta búsqueda de la voluntad de Dios”
Estamos en un momento histórico de la Iglesia Católica, histórico porque tenemos un Papa latinoamericano y argentino que parece que cada vez que habla lo hace en clave de argentinidad, uno siente como que se está refiriendo a cada uno de nosotros, con la manera nuestra de decir las cosas.
Es histórico porque estamos en la segunda parte del gran movimiento de reflexión mundial sobre el estado actual de la familia que propulsó el Papa Francisco, con el Sínodo Extraordinario de Obispos y ya comenzó el Sínodo Ordinario. Mucho se espera de las conclusiones definitivas, sabemos que obviamente no serán contrarias a la vida redimida por Cristo.
San Juan Pablo II comenzó hace 34 años, con la Encíclica Familiaris Consortio a poner en los ojos del mundo todos los temas que atañen a la familia, y durante todo su pontificado insistió en el valor de la familia como célula básica de la sociedad.
El papa Francisco ha puesto énfasis en esa preocupación en sintonía pastoral, por eso convoca al mundo para ver la situación actual de la misma, como se la ve y vive en las distintas realidades, bastante dispar según surge del documento Relatio synodi (que él insistió en que se publicara incluso puntualizando los disensos), para que “nada sea sobreentendido”, dentro de esa línea también se ocupa de la casa común donde habitan las familias según refiere en su Encíclica “Laudato si”. No nos olvidemos que nosotros mismos somos tierra, el hombre es víctima de la depredación de la tierra y de si mismo, y afirma que esto también corresponde a una reforma misionera todavía pendiente.
Los cambios tecnológicos si no van acompañados de un progreso social y moral se vuelven contra el hombre.
“El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que debemos contemplar con jubilosa alabanza”, no obstante el mundo está enfermo tiene una enfermedad estructural ambiental, social y moral, las actitudes que obstruyen los caminos de solución son la negación del problema, la indiferencia, la resignación cómoda a la confianza ciega en soluciones que dan otros y la falta de Dios.
Reflexionábamos en nuestra carta de marzo que los tiempos son propicios para hacer una mirada interior del accionar del Movimiento Familiar Cristiano en la Argentina, de cada emefecista, esté donde esté, haga lo que haga, respecto de estos temas y cómo nos interpelan, si teníamos la voluntad y la fuerza, para con la ayuda del Señor tratar de revertirlo.
Esto está más allá del entusiasmo, obviamente necesario al inicio como producto de la atracción y deslumbramiento, pero es tiempo de salir del mismo y madurar en acciones concretas, personales, diarias, sostenidas en el tiempo sin desfallecer, con la alegría de vivir el Evangelio, no olvidemos como dijo la Beata Madre Teresa “la alegría es oración, la señal de nuestra generosidad de nuestro desprendimiento y de nuestra unión interior con Dios”, y esto es para TODOS, emana del compromiso bautismal, si no estamos condenados a la intrascendencia producida por el desánimo, la acedia, el acostumbramiento, TODOS somos importantes, lo que yo no haga nadie lo hará, hoy se nos pide que nos involucremos, los tiempos urgen, hay que moverse.
Así como el Papa pidió a todos los obispos (y al pueblo de Dios) que reflexionen y objetiven su realidad sobre la familia, para conocer como está el Movimiento la Junta de Presidentes 2014 resolvió pedir que todas las Comisiones directivas diocesanas hagan el examen de su situación, de sus debilidades, de sus fortalezas, de sus anhelos, para saber con qué contábamos y cómo podíamos aprovecharlo y ofrecer ayuda aportando nuestro carisma en lo que concierne a la familia como especialistas que debemos ser.
Aún hoy faltan respuestas, cabe recalcar que no nos olvidemos que necesitamos de todos.
También nos preguntábamos si el MFC estaba dispuesto a hacerlo con humildad, con compromiso y responsabilidad, no sólo con expresiones de deseo sino con hechos, yendo a las periferias como nos pide el Papa, a embarrarnos, a darnos todo por el hermano que sufre, a ser un hospital de campaña, a lastimarnos por hacer y no quedarnos sanos por no salir de nosotros mismos.
El Papa nos insta a acercarnos a toda persona, a toda familia, haciendo hincapié en aquellas cosas que nos hacen iguales, que nos unen, sin excluir a nadie, todos somos amados por Dios y por consiguiente hijos de la Iglesia. Respetando nuestro carisma debemos iluminar la realidad actual acorde al Lema del trienio.
El Papa nos habla de los excluidos que son motivo prioritario de pastoreo, tiene la autoridad moral suficiente como para hablar de los excluidos porque él cuando era nadie para el mundo ya trabajaba por ellos.
La exclusión es producto de la realidad actual, es una enfermedad social.
Con respecto a la enfermedad social, en su Exhortación Evangelii Gaudium nos habla del bien común y la paz social, para lograrlo los puntos fundamentales, que surgen de la Doctrina Social de la Iglesia, son: el tiempo que nos abre al futuro es superior al espacio de lo inmediato (el matrimonio, la familia, la sociedad “son un proyecto humano y de fe, pero a largo plazo”), la necesidad de la unidad prevalece siempre sobre el conflicto, la realidad es más importante que las ideologías y el todo es superior a las individualidades.
Estos cuatro puntos son la base de la concordia y de la justicia en toda convivencia humana, esto es lo que viene reclamando Francisco en su catequesis, incluso aplicado a la familia, y reafirmado reiteradamente en sus viajes apostólicos y también surge de las homilías pronunciadas en el Encuentro Mundial de Familias en Filadelfia 2015.
Decíamos que estamos en un momento histórico de la Iglesia Católica en el cual se necesitan más que nunca testimonios, coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. No debemos olvidar que somos el único Evangelio que alguna vez alguna persona puede leer.
Algunas actividades orientadas en la dirección del hacer:
Queremos destacar que este año se cumplen 20 años del trabajo basado en la Oración de San Francisco, donde de cada frase surgió una reflexión con dinámicas para trabajar en los grupos. Se realizó la reimpresión.
Un grupo de matrimonios de Chajarí, Diócesis de Concordia, Entre Ríos, inspirados en las enseñanzas de nuestro fundador, el Padre Richards, plasmaron en figura una estampa del Cristo Nupcial con una oración, que se envió para su difusión a todas las Diócesis, en el mes de abril.
Sabemos que se ha hecho mucho pero debemos hacer más, seguramente no veremos los frutos, la cosecha la hace el Señor en los tiempos que EL sólo sabe.
Esto nos da la fuerza, la alegría y la confianza para no cejar, no trabajamos para nosotros, trabajamos para el Reino.
Los invitamos, el día de mañana, al fin de la jornada, a celebrar la Misa de Envío por las gracias recibidas en este Encuentro, y tal como decíamos en nuestra última carta, que nos de fuerza para contestar como el Profeta Isaías ante el requerimiento de Dios “ a quién enviaré ? ¿ Quién irá de nuestra parte?, HEME AQUI, ENVIAME” ( Is, 6, 8)
Coqui y Jorge Delfino. Presidentes Nacionales del MFC en la Argentina